24/5/15

Nicaragua: El juicio por jurados va desapareciendo

Por La Prensa

La Prensa
(Managua - Nicaragua)

Extractos:

En la Sala 6 del nuevo edificio del poder judicial ingresan ocho personas. Se sientan y ya se ven cansadas. A la izquierda, uno de ellos bosteza. En frente de él otro parpadea repetidamente evadiendo el ceño. En la tercera fila dos mujeres cruzan sus brazos y apoyan de distinta forma la barbilla contra sus manos. Parecen enojadas, aburridas, impacientes. Mientras la juez les explica los requerimientos que se necesitan para elegir y conformar el jurado, una de ellas interrumpe: “¡Estamos aquí desde las 10:00 de la mañana y ya son las 12:00 (…)”, escucha Adela Cardoza, juez Segunda Distrito Penal.

Cardoza les explica que el proceso no es algo que tenga un tiempo definido, que es como ir al hospital y esperar que un médico atienda por diez minutos a cada paciente. Que depende de los hallazgos de cada uno el tiempo que se vaya a tardar. Que algunas declaraciones son breves y otras largas. Que unos juicios tienen más testigos que otros. Que esto, lo otro y aquello.

Nosotros no quisiéramos causar estas incomodidades. Cada caso es relevante y tiene una complejidad distinta. Pero la Ley señala sanciones para los empleadores que no permitan o deduzcan de su salario a sus empleados que sean citados como jurados, sean electos o no y hasta por 1,900 córdobas. Con gusto les daremos constancias si lo estiman necesario”, replica la juez amable y pausada.

El año pasado 17,022 personas, iguales a estas ocho, decidieron atender la citatoria judicial para integrar un jurado, según Roberto Larios, jefe de Relaciones Públicas del poder judicial. Esta cantidad de personas estuvo presente en 2,837 juicios.

En lo que va de este año 4,674 pobladores comunes han tenido en sus manos el destino de cientos de hombres y mujeres acusadas en los juzgados.

La cifra parece gigante, sin embargo, estos juicios por Tribunales de Jurado, también conocidos como Jurados de Conciencia, corresponden a nada más el diez por ciento de los procesos que se evalúan en el Complejo Judicial de Managua, explica Silva Pedroza.

En esta sala, un miércoles a mediodía, las ocho personas más o menos calmadas después de escuchar a la juez no tienen más remedio que esperar que se dé la conformación del jurado.

En este quedarán nada más cinco titulares y un suplente. Uno de ellos será el portavoz que después de escuchar todas las declaraciones y testimonios, dirigirá la deliberación en una sala privada y luego se encargará de comunicar el veredicto.

El poder de juzgar

El día que llegó la citatoria la leyó y sonrió. Ya había escuchado que “cualquier persona” podía ser electa como jurado. No le dio tanta importancia a la advertencia que decía “de no presentarse se hará uso de la fuerza pública.

“Nunca lo hacen, yo fui por curiosidad”, asegura Sandra Ganoa (seudónimo), quien dictó libertad a un reo acusado de robo con intimidación “o una cosa así”, allá por el 2010. Más o menos.

Yo siempre he dicho: si cometiera un delito pediría a un Jurado de Conciencia, porque sé que tendría más posibilidades de salir libre”, sostiene Sandra, quien considera la conformación de jurados “más que nada” como una pérdida de tiempo.

Confiesa que en ese breve espacio que duró la deliberación, 5 o 7 minutos, sintió algo de poder. “Pero fue un juicio rápido, la víctima se había arrepentido de seguir con el proceso. Parecía asustado y dijo que ni siquiera reconocía al acusado, quien ya tenía dos meses de estar en prisión preventiva”, cuenta Sandra.

Después de la negación del testimonio de la víctima, se dieron los alegatos finales. La abogada defensora insistía en algo llamado “duda razonable”, recuerda Sandra. Mientras que la fiscal explicaba que la víctima podría estar bajo amenaza o coacción.

“Hablamos, recuerdo que hablé, aunque no recuerdo qué dije. Pero no había testigos y no había nadie que lo acusara, todos parecíamos estar de acuerdo”, narra Sandra.

“En realidad yo no sé si el acusado era culpable o no, lo vi una vez en el estadio y solo pensé: ‘ah ese es el tipo’. Solo sé que si me volvieran a llamar no iría, porque ya sé lo que es y creo que no sirve”, menciona Sandra, quien aún espera el pago de 438 córdobas que se le asigna a cada ciudadano que participa en juicios como jurado.

Una figura en extinción

Es bastante difícil integrar a un Tribunal de Jurado, porque las personas poco comparecen al llamado que se les hace.

Desde ese punto de vista, según Silva Pedroza, un Jurado de Conciencia más bien causa atrasos porque si el acusado no renuncia a ese derecho y luego no se puede integrar el jurado, entonces el juicio no se puede iniciar.

“Esto sin contar con el gasto que se incurre y el hecho que los jurados no están conscientes de ese papel y de lo que significa, muchas veces lo que se aprecia es que el jurado se dedica a dar amnistías e indulgencias y no se remiten a la pruebas y a veces el jurado dice ‘no pobrecito’ y entonces lo perdonan”, dice.

“Con todas las excepciones la aplicación para Jurados de Conciencia son solamente diez por ciento”, reitera el juez. Entre ellos el asesinato.

Se va reduciendo la función de los jurados a una cantidad ya mínima, “entonces el principio de la constitución que da derecho a ser juzgado por jurado ya va desapareciendo”, considera.


Jueces por un día
Por Mónica García Peralta

La Prensa - Nicaragua
24 de mayo de 2015

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